El conflicto entre Israel y el grupo militante Hamás es, sin duda, uno de los acontecimientos internacionales más preocupantes de los últimos tiempos. Sin embargo, lejos de ser un enfrentamiento reciente, tiene sus raíces en una larga disputa que se remonta a varias décadas.
La lucha no solo es territorial, sino también identitaria, marcada por profundas divisiones religiosas y culturales que han mantenido la región en constante tensión.
A lo largo de los años, este conflicto ha experimentado varios momentos de escalada, pero la cuestión de fondo sigue siendo la misma: el control del territorio, los derechos históricos y las creencias religiosas.
Las resoluciones diplomáticas han fracasado repetidamente, lo que ha generado ciclos de violencia y tensión que parecen no tener fin. Además, la presencia de grupos extremistas como Hamás, catalogado por muchos países como organización terrorista, complica aún más cualquier intento de resolución pacífica.
Este enfrentamiento tiene repercusiones que trascienden las fronteras de Israel y Palestina, ya que involucra a actores regionales y globales que intervienen tanto política como militarmente.
