Tras la publicación de varios medios de comunicación sobre la visita de legisladores libertarios que visitaron el pasado 11 de julio a genocidas de la última dictadura militar en la cárcel de Ezeiza, resaltaron que los detenidos son represores acusados de torturas, desapariciones forzosas, robos de bebés y asesinatos. Un hecho aberrante y sin precedentes, señala la crónica tuerta que mira para un solo costado.
Pero esas crónicas nada dicen de los genocidas argentinos (jueces, políticos, gobernantes, etc, etc) que colaboraron con el atentado que sufrió la comunidad Hebrea en Argentina, el atentado a la AMIA, que hace horas solamente cumplió su tercera década sin justicia. Parece que tienen mala memoria esas crónicas que no dicen nada y no exigen cárcel de una vez por todas para los responsables y no se hacen eco de las familias que esperan justicia por los muertos en ese atentado.
Esas mismas crónicas que hablan de los militares genocidas, parece que no leyeron el otro lado de la historia de la época más oscura de este país, no dicen nada de los Montoneros, que fue una de las organizaciones guerrilleras que surgieron y ganaron protagonismo entre las décadas de 1960 y de 1970 en Argentina, al calor de las revueltas e insurrecciones populares contra los gobiernos militares que se sucedieron entre 1966 y 1973 en el país.
Esas crónicas que apuntan sus cañones contra las víctimas de las organizaciones guerrilleras en Argentina en los años setenta son personas, en su mayoría efectivos militares y policiales, 12 asesinadas en enfrentamientos armados o en cautiverio, secuestradas o heridas por las guerrillas (ERP, FAR, Montoneros, FAP y otras organizaciones armadas de izquierda que pretendían tomar el poder durante su período de mayor actividad desde fines de los años sesenta, hasta su práctica disolución a fines de la década de los setenta, luego de la violenta represión llevada a cabo por los gobiernos constitucionales de Juan Domingo Perón y de María Estela Martínez y de la subsiguiente dictadura militar.
Los reivindicadores de las víctimas de las organizaciones guerrilleras denominan tal período como «conflicto armado interno de Argentina» pero para esas crónicas no fueron genocidas, no fueron civiles asesinos y genocidas, fueron héroes que mediante las armas querían tomar el poder. Igual que el atentado a la AMIA, el terrorismo quiere hacer valer sus derechos fundamentalistas aunque haya que matar, aunque tenga que correr sangre, aunque sean personas inocentes. Esas crónicas ven genocidas con un ojo tuerto.